El D?o Din?mico. G?nesis del Pop en Espa?a
El primer recuerdo que yo tengo del D?o Din?mico se remonta al curso escolar 1960-1961, si no me defrauda la memoria. Fue tal la fuerza con la que aquellos dos j?venes de veintipocos a?os irrumpieron en el territorio nacional que no hubo puertas ni muros que se les resistieran, ni siquiera los defendidos por la ferviente espiritualidad de un Colegio Apost?lico. De hecho, yo estaba en la Fundaci?n Virgen del Camino, de Le?n, que era un internado de Dominicos, y me lleg? la noticia de su actuaci?n por un fraile de h?bito blanco cuyo segundo apellido abundaba en su profesi?n: F?lix Mart?nez del Cura, hombre que si bien era amante de la m?sica en general, lo era sobre todo del Canto Gregoriano, que es el que los frailes entonaban al alba con la serena voz del esp?ritu. Y lo que es todav?a m?s curioso, fue a dar la noticia referida en un lugar especialmente sagrado: la Capilla del Colegio Menor. F?jense ustedes la necesidad que hab?a en Espa?a de fiesta, de desahogo, de canciones que alegraran el gran teatro del mundo, que no es una obra de Calder?n de la Barca, sino la mism?sima vida...
Lo que s? hicieron los muros, como met?foras de la prohibici?n, fue evitar que las canciones de esos j?venes los traspasaran para meterse en nuestros o?dos, de manera que nos quedamos con la miel en los labios y la consolaci?n no desde?able de seguir oyendo a Palestrina y a Haendel. Eso s?, en las voces bien conjuntadas de una escolan?a colegial que empezaba a despertar admiraci?n en la capital leonesa. Pero el veneno ya estaba en el cuerpo, con sus dosis de transgresi?n y de curiosidad: ?Los Din?micos! (As? les llam? el fraile) ?Vaya! ?Qui?nes son estos chicos? ?De d?nde habr?n salido que arman tanto alboroto? ?Y c?mo cantar?n para que la noticia llegue a lugares como ?ste, en los que impera un ambiente de meditaci?n, de estudio y de recogimiento, en los que se desayuna, se come y se cena oyendo m?sica cl?sica, am?n de tenerla cada ma?ana de despertador?
Hay que decir, por otra parte, que nosotros, ni?os al fin de un tiempo de declarada austeridad, lo ?nico que hab?amos visto de cerca, en cuanto a cantantes y grupos se refiere, eran las orquestas que tocaban en los bailes de los pueblos, algunas de ellas con la correspondiente animadora que dec?a al subir al templete: ?ni?o, no me mires la liga?... S?, estaba Antonio Mach?n, estaba Jos? Guardiola, estaba Antonio Molina, estaba Joselito, pero estaban en las radios lejanas del verano, y nuestro informador hab?a dicho que a ?Los Din?micos? los ten?amos all?, aquella misma noche, a s?lo un tiro de piedra de nuestro sediento y palpitante coraz?n. Adem?s, todo parec?a indicar que las suyas eran canciones, no s?, como m?s desenfadadas, m?s alegres, m?s vertiginosas y divertidas. Tal vez como las de aquellos fabulosos extranjeros que empezaban a romper musicalmente nuestras fronteras: Elvis Presley, Everly Brothers, Paul Anka...
Fuerza. Movimiento. Dinamismo.... ?C?mo no ?bamos a sentirnos curiosos de una m?sica de la que se hac?a eco hasta un fraile de un Colegio donde el rigor religioso no dejaba resquicios a lo mundano, donde la disciplina era f?rrea y se aplicaba sin miramientos ni contemplaciones? La escueta noticia que nos dio tan insospechado informante, seguramente hab?a sido en un lapsus de su equilibrado pensamiento. ?O fue tal vez un s?ntoma de debilidad? ?Qui?n sabe! Pudiera ser que su alma, tanto tiempo impregnada de lo sublime, no pudiera reprimir el repentino alborozo de lo corriente. Y hasta puede que por la noche se deslizara en las sombras leonesas para ir a ver a ?esos chicos? un poco a hurtadillas... (Con objeto de situarnos mejor, digamos que ni Los Beatles ni los llamados curas obreros estaban todav?a en el horizonte inmediato y que la misa s?lo pod?a celebrarse de espaldas y en lat?n porque a?n quedaba alg?n tiempo para los cambios que, en cuestiones de liturgia, introducir?a el Concilio Ecum?nico Vaticano II).
Y si esto ocurr?a entre las paredes de un riguroso internado, donde el invierno era g?lido, ?qu? barreras iban a sujetar a aquellos dos j?venes de Barcelona, llamados Manolo y Ram?n, a los que finalmente pude o?r en la radio durante mis cortas vacaciones de agosto? Cuando yo me reencontr? con la libertad de las calles y de los p?jaros, el D?o Din?mico ya ocupaba los corazones de los espa?oles, incluidos los de los pueblos en los que la m?sica se escuchaba sentado en una silla y mirando a las radios de frente. El verdadero alcance del ?xito de aquellos dos muchachos barceloneses, nacidos para endulzarnos la vida, lo supe por mi hermana Teresa, quincea?era entregada a aquel alumbramiento musical y, especialmente, a aquellas nuevas voces que sonaban tan distintas a las que hab?a o?do hasta entonces. ?Tienes que o?rlos, Marito, son la luna bendita? Ella, al igual que otras muchas personas de aquella Espa?a nuestra que empezaba a ser receptiva -y que de hecho se hallaba en estado de merecer-, hab?a sido atrapada por esos dos magos encantadores para la larga prosperidad de su m?sica.
Una prosperidad innegable que ya tiene 48 a?os de ?xitos en sus alforjas, pero que a?n sigue sumando....Tanto que a la Recopilaci?n mal llamada Definitiva, realizada por EMI en el 2004 y de la que se vendieron cerca de 100.000 copias (algo que no es f?cil de conseguir), hay que a?adirle la realizada para los fans al a?o siguiente. Y lo que es m?s meritorio, pronto habr? que a?adir nada menos que una Obra Musical -ahora en fase de preparaci?n-, basada en sus buenas, numerosas y archiconocidas canciones. Ser? el broche final a una carrera con la que, de forma escalonada, persistente y merecida, han ido ocupando la memoria de varias generaciones de espa?oles hasta convertirse en una parte importante de la historia musical de la Espa?a del ?ltimo medio siglo, un coto al que s?lo se accede por la excelencia... ?Cabe algo m?s que el aplauso, el agradecimiento y la felicitaci?n? Pues aqu? tienen los m?os.
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
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